La defensa concluye sin que Donald Trump testifique en el juicio penal por soborno
Donald Trump habla con periodistas en el tribunal penal de Manhattan el martes en Nueva York, Nueva York. Foto: Curtis Means/AP

La defensa concluyó el martes en el juicio penal contra Donald Trump, sin que el propio expresidente testificara.

Trump denunció previamente que se le había silenciado y afirmado falsamente que no se le permitía testificar, pero finalmente decidió por voluntad propia no subir al estrado en su propia defensa.

La decisión de Trump se produjo sin fanfarria. La medida no fue sorprendente, los acusados en causas penales rara vez testifican porque estarían sujetos a un contrainterrogatorio durante el cual podrían decir fácilmente algo que perjudicara a su defensa, pero se produjo después de que Trump afirmara en varias ocasiones que no se le permitía hacerlo.

El juez, Juan Merchan, llegó a referirse a las afirmaciones de Trump, diciendo: “Quiero subrayar, señor Trump, que usted tiene absoluto derecho a declarar en el juicio”, y añadiendo que la orden de silencio que impedía a Trump atacar verbalmente a los testigos no afectaba a su derecho a subir al estrado.

Después de que la defensa concluyera, Merchan dijo a los miembros del jurado que volvieran el martes 28 de mayo para los alegatos finales. Merchan dijo que también anunciaría sus instrucciones a los miembros del jurado al día siguiente y esperaba que entonces comenzaran a deliberar.

El juicio se reanudó a primera hora del lunes con la continuación del contrainterrogatorio de Robert Costello, a quien la defensa utilizó para tratar de desacreditar al otrora asesor del expresidente, Michael Cohen.

Trump entró en la sala poco antes de las 9:30 de la mañana. El expresidente, que tiene casi garantizado ser el candidato presidencial republicano, está acusado de falsificar registros comerciales relacionados con el pago de 130 mil dólares (2 millones 162 mil pesos) a la estrella de cine para adultos Stormy Daniels por su silencio sobre una supuesta relación sexual. 

Los fiscales de Manhattan alegan que Trump conspiró en verano de 2015 con Cohen, entonces consejero de Trump, y el exjefe de tabloides David Pecker para mantener en secreto cualquier información perjudicial en un esfuerzo por proteger su candidatura en las elecciones de 2016.

Cohen declaró ante los jurados que coordinó el pago a Daniels semanas antes del día de las elecciones y que él mismo pagó la factura. La campaña estaba seriamente preocupada de que el relato de Daniels pudiera asestar un golpe mortal a la carrera presidencial de Trump, dijo, ya que semanas antes había salido a la luz una embarazosa grabación con un micrófono oculto en la que Trump se jactaba de agarrar a las mujeres “por la vagina” sin su consentimiento.

Cohen, que testificó durante cuatro días, afirmó en un momento dado que un enfadado Trump le dio instrucciones para que enterrara la versión de Daniels, diciéndole que “simplemente se ocupara de ello”.

“Esto fue un desastre, un maldito desastre”, dijo Cohen que recordaba que dijo Trump. “Las mujeres me odiarán”.

Cohen dijo al jurado que había mantenido la cuenta de Daniels fuera del radar en 2011, coordinando con su entonces abogado para eliminar la historia sobre su supuesto encuentro de un sitio web de chismes.

“Estaba realmente enfadado conmigo”, dijo Cohen sobre la reacción de Trump después de que le informara sobre la posibilidad de que Daniels saliera a la luz antes del día de las elecciones. Trump supuestamente dijo: “Pensé que tenías esto bajo control. Creía que te habías encargado de esto”.

La fiscalía sostiene que el reembolso de Trump a Cohen en 2017 constituyó un comportamiento ilegal porque describió los desembolsos como gastos legales en documentos financieros. El testimonio de Cohen es integral para el argumento de los fiscales de que Trump era muy consciente de que estos reembolsos se expondrían de manera ilícita.

En el contrainterrogatorio, el equipo legal de Trump no logró asestar golpes contundentes. Lo más cerca que estuvo Blanche de lograrlo fue conseguir que Cohen admitiera, en efecto, haber facturado de más a la Organización Trump por el reembolso de un pago a una empresa tecnológica llamada Red Finch para ayudar a que una encuesta sobre personajes famosos del mundo de los negocios fuera más favorable a Donald Trump.

Cohen dijo que había pagado 50 mil dólares (832 mil pesos) a la empresa tecnológica, pero en realidad pagó 20 mil dólares (332 mil pesos). Blanche preguntó a Cohen si se había embolsado los 30 mil dólares (499 mil pesos). “¿Así que robaste a la Organización Trump?” preguntó Blanche. “Sí, señor”, respondió Cohen.

El lunes, la fiscalía concluyó su caso y la defensa de Trump comenzó el suyo, con el día terminando con Costello, abogado del que Cohen había hablado durante sus cuatro días en el estrado. Cohen dijo que se reunió con Costello después de que agentes registraran su habitación de hotel y casa en abril de 2018, pero que desconfiaba de tenerlo como representante legal, dada su relación con Rudy Giuliani.

Cohen dijo que le preocupaba que Costello le contara a Giuliani sobre sus conversaciones, y que el exalcalde de Nueva York luego revelara esta información a Trump. Costello afirmó que durante su primera reunión, Cohen dijo que no sabía que Trump hubiera hecho nada ilegal; la redada se produjo a raíz de que Cohen admitiera que le había pagado a Daniels.

“Le expliqué a Michael Cohen que todo este problema legal al que se enfrentaba se resolvería al final de la semana si tenía información veraz sobre Donald Trump y cooperaba con el distrito sur de Nueva York”, testificó Costello. Costello afirmó que Cohen supuestamente dijo: “Te juro por Dios, Bob, que no tengo nada sobre Donald Trump”.

El comportamiento de Costello en el estrado, con comentario incluido, estuvo a punto de sumir a la sala en el caos y provocó una reprimenda del juez. Costello soltó un “¡cielos!” en un momento de su testimonio e indicó a alguien que anulara una pregunta, algo que sólo los jueces, no los testigos, tienen potestad para hacer.

Tras este episodio, Merchan dijo a los miembros del jurado que habría un breve receso y, cuando habían salido, advirtió a Costello de que no actuara de esa manera. Merchan preguntó entonces: “¿Está tratando de intimidarme?” y ordenó a los funcionarios del tribunal que “desalojaran la sala”.

Se pidió a los miembros de la prensa que permanecieran afuera de la sala durante varios minutos. Según la Constitución de Estados Unidos, el Estado de Nueva York y el derecho consuetudinario, existe una presunción de acceso, lo que significa que los procedimientos judiciales deben estar abiertos a la prensa y al público salvo en circunstancias extremadamente raras. Merchan no permitió que un abogado de los medios de comunicación se dirigiera al tribunal sobre la cuestión del acceso.

Traducción: Ligia M. Oliver

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