Si eres médico, o paciente, debes votar por Xóchitl
Diagnóstico Reservado

Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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Si eres médico, o paciente, debes votar por Xóchitl
Candidata Xóchitl Gálvez. Foto: Facebook/Miguel Angel Cante Avila

Dicen algunos politólogos que son tiempos de definiciones y no puedo estar más de acuerdo.

Durante las últimas tres o cuatro décadas, la falta de definición política de muchos ha propiciado tibieza, indecisión y, en el camino, le abrió la puerta al lamentable régimen que hoy administra este país.

El próximo 2 de junio votaré por Xóchitl Gálvez y creo realmente que quienes son médicos, profesionales de la salud, pacientes o cuidadores, deben hacerlo.

Más allá de la estructura formal de sus propuestas, que por cierto son (por mucho) más racionales, certeras y sólidas que las de Claudia Sheinbaum, solamente con el tema de la salud, este debe ser un voto de castigo a la autonombrada “cuarta transformación”.

El abandono histórico a la salud que México ha padecido por décadas empeoró a niveles de desastre durante esta administración. De hecho, puedo decir con toda certeza que México nunca había tenido, en su historia, una crisis de salud de las dimensiones de la que hoy padecemos.

El gobierno de López Obrador tomó un sistema de salud que poco a poco iba creciendo y con resultados sí, modestos, pero al alza y lo convirtió en algo inoperable y del que son más los pacientes que se perjudican que los beneficiados.

La “propuesta” de salud de Sheinbaum está planteada claramente para dar “continuidad” a lo que ha hecho este gobierno, lo cual equivale a una visión completamente ideológica de la salud.

Desde el brutal disparate de haber equiparado e incluido la salud como parte del “bienestar”, con el solo fin de hacer que sus operadores políticos (siervos de la Nación e INSABI) administraran el dinero, hasta una visión completamente centralista, que comprende el manejo de los recursos económicos, materiales y humanos de la salud; un concepto completamente opuesto a la mal llamada “federalización”.

Es verdaderamente irónico cómo, durante casi seis años, esta administración se ha preocupado únicamente por lograr el bienestar del sistema y sus dirigentes sin haber buscado nunca el bienestar de los pacientes.

Como he repetido en varias ocasiones, la terrible combinación de ignorancia, incompetencia e ideología, dio como resultado los errores más grandes y que más vidas costaron: el desastroso manejo de la pandemia con más de 800 mil muertes documentadas y el desabasto de medicamentos, del que no se cuenta con cifras pero se estima en cientos de miles a los afectados en su salud, calidad de vida, tiempo de sobreviva y seguramente incontables muertes por falta de medicamentos o de continuidad a sus terapias.

Si algo ha caracterizado a esta administración ha sido el desprecio a la salud y la vida de los pacientes, así como un brutal desdén por el dolor y el sufrimiento humano. Los -de por sí- prolongados tiempos de espera para procedimientos médicos y quirúrgicos avanzados han alcanzado, en estos 5 años, plazos verdaderamente ridículos como más de 18 meses para programar un estudio radiológico o más de 2 años para la reconstrucción de una pierna lesionada en un accidente automovilístico.

México contaba con uno de los mejores y más completos esquemas de vacunación infantil del mundo, siendo una referencia internacional. Tras más de cinco años de carencias, nuestros niños se encuentran a merced de padecimientos que en el 2018 estaban controlados.

Existe hoy una falta completa de interés de los funcionarios y responsables de la salud, sobre de lo que realmente le importa a un paciente, un familiar, un cuidador o simplemente a los ciudadanos en general, olvidando que ellos son quienes, con sus impuestos y aportaciones, pagan sus salarios.

El ejemplo más claro lo leímos en los resultados de la encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, donde se documentó la enorme deserción de los pacientes derechohabientes del IMSS o ISSSTE, hacia la medicina privada. Los recientes datos del INEGI hablan de un 47% de usuarios de los servicios particulares, con más de la quinta parte de pacientes que hoy prefieren acudir a un consultorio adyacente a una farmacia. La razón de esta privatización de facto es simple y clara (ENSAUT 2022): Los pacientes hoy eligen cercanía, calidad de la atención y conveniencia.

En este sentido, mientras Sheinbaum y su equipo insisten en hacerse de “infraestructura”, Xóchitl ha logrado escuchar y entender este reclamo y por ello propone que tanto la atención como los medicamentos, puedan ser provistos incluso por el médico particular o farmacia privada más cercanos, con cargo al Estado.

Aunado a esto, quizá la razón más importante para votar por Xóchitl es el enorme desprecio que este gobierno ha tenido por los médicos y profesionales de la salud. Un desprecio a sus carreras, a sus vidas y su deseo de salir adelante como profesionales y como parte de una familia.

De alguna manera, en la mente de gente como Zoé Robledo, los médicos son propiedad del sistema de salud y deben trabajar y entregar su vida para beneficio de este; de allí los miserables salarios que se siguen pagando tanto a Médicos Generales como a Especialistas y que, antes que incrementarlos sustancialmente, esta administración prefirió pagar enormes sumas al régimen cubano por enviarnos a trabajadores de la salud a quienes Cuba paga una miseria.

Desde el año 2019 observamos un enorme desprecio a la salud privada, misma que quedó manifiesta al negársele a los profesionales privados, el acceso a la vacunación vs covid como profesionales de alto riesgo.

Seamos claros: este gobierno decidió no vacunar a médicos privados, personal de enfermería, intendencia o ayudantes, por el solo hecho de trabajar de forma privada. Muchos murieron y México es, así, el país con más trabajadores de la salud muertos durante la pandemia.

Con todo esto, no se entiende cómo es que millones de pacientes afectados y cientos de miles de médicos y profesionales de la salud perjudicados, querrían votar por dar continuidad a un sistema que desprecia la vida humana.

Se dice, con razón, que esta es la votación más importante en la historia de México. La disyuntiva que enfrentamos en materia de salud es clara: dar continuidad al régimen que ha creado la peor catástrofe en salud en nuestro país, o buscar un cambio de rumbo hacia un nuevo sistema que devuelva la dignidad a los profesionales de la salud, así como a los enfermos.

Ambos, médicos y pacientes merecen más.

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